Esa mujer tan simpática del tren.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Buenos días.
—Buenas días.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Disculpa, me permites, ¿Puedo pasar?
—Por supuesto, faltaría más.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Muchas gracias, creí que perdía el tren. Menuda
carrera, estoy agotado.
— ¿Cuál es su destino?
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Yo voy a Barcelona. ¿Y
usted?
— Hay hijo no me llames de
usted que me siento mayor. A Barcelona también.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Perdone. Bueno, yo me llamo Antonio, ¿y tú?
—Yo Marisa, bueno, ahora ya puedes tranquilizarte
majo.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Sí ya sí, esto de ir corriendo y levantarte tarde.
— De joven se puede con
todo, pero cuando te haces mayor… no tienes las mismas fuerzas.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Bueno, bueno, ¡Sí no es tan mayor!
—Pues aunque no lo parezca, tengo 70 años.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Pues nadie lo diría, está estupenda .Aparenta
como muchos 61 años, como mi madre.
—Hay hijo que simpático, ¡Sí
puedo ser tu abuela! Y tú, ¿Cuántos años tienes?
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Yo tengo 31 años.
—Quien los pillara, y sobre
todo en los tiempos de ahora, que tenéis más libertad que antes.
Nosotros no salíamos del pueblo nunca, como mucho nos llevaban alguna vez a la
capital, pero eso era algo excepcional.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->Eso mismo me dice siempre mi abuela, pero los tiempos
van cambiando.
<!--[if !supportLists]-->¾
<!--[endif]-->Bueno Antonio
guapetón, no te entretengo más voy a echarme un sueñecito.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->No se preocupe Marisa, yo a ponerme a corregir unas
cosillas. Descanse yo le aviso cuando lleguemos.
<!--[if !supportLists]-->¾
<!--[endif]-->Muchas gracias
majo.